sábado, 10 de agosto de 2013

NO PODEMOS NO ESCUCHARNOS

Cuando el precio a pagar es el silencio y la frustración de quienes forman parte del equipo de colaboradores, la solución "urgente" pasará facturas en el mediano y largo plazo en términos de lo "importante". 

Es decir, muchas veces ocurre en las empresas que alguien advierte sobre "algo que no anda bien", pero como es "un alguien" que tal vez no es "tan importante" como un gerente o director, entonces se atiende siempre primero a "las urgencias de los gerentes" y no a "las cosas importantes que otros están viendo y oyendo".
Si en los equipos de trabajo están los que deben estar, ninguno puede no ser considerado importante, ni mucho menos su participación, su opinión, sus puntos de vista, su ser uno de nosotros en medio  nuestro.
Lamentablemente hoy miramos a las catástrofes ocurridas en Rosario y no podemos dejar de aprender lecciones de vida en honor a las vidas perdidas: basta de sorderas que impiden oír las voces de alerta de que "algo no anda bien".
En una empresa (o familia), cuando para crecer, el costo a pagar es la VIDA DE UNA PERSONA, no podemos decir que estamos creciendo, sino que debemos decir: estamos desapareciendo.