VIRALIZAR EL LIDERAZGO,
PARA QUE LO INCIERTO NO SEA LO ÚNICO
CIERTO
Gestionar el cambio,
confiar, adaptarse y anticiparse, acompañarnos, revisar creencias, abrir
conversaciones positivas y propositivas, festejar logros, disfrutar
creativamente, revitalizar mi marca personal y aparecer en la web, son algunas
de las sugerencias que te propongo para motivar al líder que cada uno es. Ah, y
no olvides, tu liderazgo es irremplazable, porque eres único y te necesitamos
así, hazte viral y no temas contagiar tu
potencial.
Debido a la pandemia del
Covid-19, la situación existencial ha cambiado vertiginosamente, y nosotros no
necesariamente podemos ni debemos cambiar al mismo ritmo porque cada uno es
cada uno, y cada cual es cada cual. Vivimos un presente de muchos cambios
externos que nos exigen cambios en nuestras interioridades, creencias, hábitos
y costumbres para adaptarnos y anticiparnos en la búsqueda de una supervivencia
lógica.
El minuto a minuto del Covid-19 es tan aleatorio e impredecible
como invisible. Pareciera ser que lo único cierto que tenemos por delante es
lo incierto. Para este contexto
de pandemia contamos con un texto
desconocido, el del virus y su ataque a la humanidad, pues no tenemos aún la
posibilidad real de controlarlo y aislarlo para que nosotros recuperemos la
libertad de movimientos personales, familiares, sociales, laborales.
Sin embargo, podemos y
debemos trabajar sobre nuestro sistema de defensas, ya sean físicas,
emocionales y/o espirituales. Darle
alegría a nuestro corazón es una de las clave para mantenerlas en un nivel
que nos permita bajar las posibilidades de contagio y, si nos contagiamos, de
enfrentar la enfermedad con mayores probabilidades de éxito. Es fácil decir “darle alegría a nuestro corazón”, pero ya
sabemos que hacerlo no es tan fácil y, la alegría que produce la panza llena no alcanza. Antes de
avanzar, hacemos presente aquí a todas las personas que no pueden lograr ni
siquiera lo necesario para alimentarse cada día. Por eso, uno de los objetivos
de este escrito es que, los que tenemos la posibilidad de comer todos los días
para mantener la alegría más básica del corazón, activemos nuestra solidaridad
para con algunas de ellas, lo cual nos reportará una alegría superior.
Hablamos del corazón como esa
entidad a la cual le atribuimos ser la
residencia de todas nuestras emociones, afectos y sentimientos, y el centro en
el cual hacen eco las relaciones que somos capaces de generar. Ese corazón,
para estar en paz y alegre requiere que trabajemos equilibradamente en
cuatro dominios, uno individual y tres comunitarios: 1) personal, 2) familiar,
3) laboral y, 4) el resto del mundo en general. Este trabajar equilibradamente,
no es ni más ni menos que liderar proactivamente sobre nosotros mismos y en
esos cuatro ámbitos, inspirarnos
nuevas conductas y generarnos cambios de adaptación y resiliencia. Esos cambios
nos sacarán de nuestra zona de comfort,
de la cual el Covid ya nos ha desalojado sin nuestra autorización, por lo cual
les prestaremos particular atención.
Por estos días ya es común
oír hablar de crisis, de que estamos
atravesando una de las mayores de todos los tiempos, y que debemos tomarla como
una oportunidad. Particularmente considero que ese lugar común ya no resulta
efectivo para enfrentar los desafíos cotidianos en cualquiera de los cuatro
dominios citados. Además, bien podrían
dejar de darnos tantas y tamañas oportunidades y dejarnos vivir en paz.
En lugar de crisis prefiero hablar de cambios fuertes e imprevistos, vividos
en soledad (por más que estemos acompañados) y violentos, que aunque no rompen totalmente
el contexto habitual en que vivimos, hacen que las respuestas que teníamos, no funcionen para superarlos en paz. Las respuestas que teníamos son todas
nuestras aptitudes y competencias, esas virtudes (fuerzas) físicas,
emocionales, intelectuales y espirituales con las que contábamos hasta antes
entrar en este tiempo de cambios, y con las cuales intentamos atravesarlo. Es
lógico que así sea, pues se trata de una respuesta intuitiva antes que
reflexiva. La crisis me refiere a derrota, si estamos en crisis es porque ya
llegamos tarde a la gestión del cambio, pero si nos hacemos protagonistas suyo,
aunque estemos en situaciones difíciles que reclaman discernimiento y exigen decisiones
“urgentes”, ya estamos en la etapa de la solución, no de la derrota.
Para representar nuestra actual
situación de cambios usaremos la imagen de un túnel, el cual no estaba en el
horizonte de nuestro camino habitual, y al que de pronto entramos sin buscarlo
ni quererlo, y en tanto nos llevan más adentro todo se vuelve cada vez más oscuro
e incierto, y no vemos la salida. Hay una canción que dice: dos puntas tiene el camino, y en las dos
alguien me aguarda…, y nos viene bien para aplicarla a nuestra imagen y
vernos primeramente en la entrada del túnel con una caja llena de herramientas
que lamentablemente, muchas de ellas no nos ayudarán para llegar a la salida,
porque los desafíos han cambiado y se necesitan otras para transitarlo. La
mayoría de esas herramientas que teníamos sólo sirven para volver a la entrada,
lo cual es imposible, el cambio exterior ha sucedido. Ahora los invito a vernos
en la salida del túnel. La invitación es a descubrir que el que está allí es uno
distinto al que cada uno está siendo ahora, y es uno que se construye desde aquí y ahora, en y desde la situación actual, sin prisas y sin pausas.
Llegar vivos y sanos a la
salida pasa por asumir proactivamente una situación de cambio personal, la cual
también es incierta por ahora. Ese cambio interior nos convertirá en líderes de
nosotros mismos, y nos hará capaces de ayudar sanamente a los demás, ya sea en
la familia, en el trabajo y/o en el resto del mundo. Por ello afirmamos que para combatir
la pandemia necesitamos viralizar el liderazgo de todos y cada uno en esos
cuatro ámbitos, desde hoy y para siempre, porque los cambios exteriores
seguirán existiendo.
Desde el punto de vista
personal, este cambio tiene su propio camino lleno de desafíos, en el que se adquieren muchos
aprendizajes si se lo transita con cordura y coherencia. Josph Campbell, antropólogo, tiene bien
estudiado y desarrollado este periplo en la metáfora conocida como “el Camino
(Viaje) del Héroe”, no me detengo en ella aunque la tendré presente en todo lo que
sigue. Para saber más de ese viaje, sugiero ver: https://www.youtube.com/watch?v=qVcVbnj8I_M
Veníamos
transitando nuestra vida en situaciones cuyas demandas habituales encontraban
las respuestas necesarias para avanzar, y llegamos a un punto de inflexión
imprevisto, no buscado ni querido, con una causa violenta e invasiva, con
nuevas demandas difíciles de identificar, y nos sorprendió tanto que al
principio lo negamos, no lo creíamos tan dañino y, por todo lo que se
desconocía, algunos afirmaron: tardará en
llegar aquí, no nos hará tanto daño como allá, por las dudas tomemos te e
infusiones calientes…
A
pesar de esas negaciones, una vez que descubrimos que el virus corona ya está
entre nosotros junto con sus inevitables afecciones, para protegernos empezamos
a vivir pérdidas, aislamientos, limitaciones múltiples, y lo que cada uno sabe
según dónde le aprieten los zapatos de su vida en cuarentena. Ese momento se
identifica como el de la bronca, que se mezcla con la última etapa de la
negación, y así llegamos luego a la situación del caos, del punto más bajo y oscuro
del túnel. Nos oímos pero no nos vemos, y si nos vemos lo hacemos con muchas
dificultades, y nos volvemos loquitos
de stress por lo que pasó, y de angustia y ansiedad por lo que no sabemos que viene.
Dentro de ese caos hay sólo dos opciones: nos calmamos y asumimos que somos los
únicos que podemos gestionar nuestro propio cambio o, nos perdemos en el caos
siendo espectadores del cambio que otros gestionan. Cada uno hace su opción, y
no puede no hacerla. No hacerla también es una opción.
En
la búsqueda de respuestas de adaptación y anticipación a los nuevos desafíos, a
esta altura del aislamiento seguramente ya habremos identificado algunas
respuestas de esa caja de viejas herramientas con la que entramos al túnel, y habremos
probado y comprobado que hoy no nos sirven porque, tal vez, nos complican más
las cosas. Además, sería bueno que no estemos todavía anclados en la negación,
y/o la bronca del caos, como para seguir intentando nuevas soluciones con las
antiguas herramientas. Como ya sabemos, según le atribuyen a Albert Einstein
haber dicho, eso es de estúpidos (sic).
Si
nuestra opción es la gestión del propio cambio, aquí van algunas herramientas
con la intención de ayudarnos:
¯ Gestionar el propio cambio en orden a transformarnos
en aquel que nos espera en la salida del túnel. Es clave usar todas
nuestras capacidades para tomar hoy mismo la decisión de aceptar las pérdidas ya sufridas,
y dejarlas allí mismo donde quedaron, en el antes, a fin de asumir y construir el
camino de salida generando respuestas adaptativas y anticipatorias para las
nuevas demandas, teniendo presente siempre las cuatro dimensiones principales
de nuestro amplio contexto personal, familiar, laboral y mundial. Los
navegantes sueles decir: no puedo domar
el viento, pero sí puedo orientar las velas. Gestionar el cambio es
justamente eso, hazte cargo de ti mismo, proyéctate en quién quieres ser y
constrúyete.
¯ Confiar y acompañarnos. Los líderes de cada ámbito
social más amplio, adaptándose al día a día, tomaron como pudieron algunas medidas,
con aciertos y desaciertos, y con dispar aceptación social. Nuestro modo de
acompañar la cuestión social es cumplir con el #QUÉDATE EN CASA y Practicar todas las indicaciones para prevenir el
contagio.
En el ámbito personal y familiar en contexto de cuarentena hemos
de acompañar proactiva y conscientemente
a los que comparten nuestro espacio más íntimo (casa/dpto./habitación), a los
que sabemos que están aislados sin compañía alguna, a los demás familiares y, a
los más desprotegidos sobre todo. Para ello, las llamadas por teléfono y demás
formas virtuales de encontrarnos son importantísimas y, por ahora casi únicas. Una
buena práctica es agendar día por día a quiénes hemos de llamar y sorprender ese
día, y llamarlos.
Nuestra red de contactos se ampliará porque aquellos con los
que no teníamos tanta vinculación personal, ahora también los tendremos presentes
de manera virtual. Seguramente ya nos pasó, que unos cuantos de aquellos con
los que no nos veíamos frecuentemente, ahora aparecen en la pantalla de las
reuniones de trabajo, de amigos y de familia. Necesitamos mantener una
frecuencia media de comunicación con todos y, mientras vamos de camino es hora de
capitalizar esta experiencia de acompañamiento, identificar en ella las
posibilidades que se abrieron, purificar nuestros vínculos y potenciarlos.
¯ Emprender el cambio de creencias, patrones de
pensamiento, hábitos y costumbres que no nos ayudan. Es momento de revisar
eso que llamamos “mis principios y
valores”, no sea que nos hayan entrampado viciosamente en el pasado, en vez
de impulsarnos sanamente al futuro.
Tal vez no podamos tomar solos este toro por sus astas, en
ese caso es bueno recurrir a ese amigo/a que cada uno tiene para hablar de
estas cosas, esa persona con quien confrontar más objetivamente, y buscar con
él/ella nuevos puntos de vistas, y experiencias de aptitudes y actitudes que ya
probaron exitosamente. Estas charlas generan esperanza y producen “mágicamente”
una rápida huida de fantasmas que martillan nuestra conciencia para impedir el
cambio. Si esa persona confidente, profesional o no, no está en condiciones de
recibir positivamente nuestro diálogo, mejor posponerlo y/o buscar otra.
Sugerencia: agendar
ahora mismo día y hora para una charla con él/ella. El aislamiento no tiene por qué ser
sinónimo de ensimismamiento y omnipotencia. En este momento no hay margen para confundir
al enemigo y perder valiosas energías librando batallas inútiles, lo que
importa es conservar y aumentar nuestras defensas, ya sean físicas, anímicas
y/o espirituales.
¯ Abrir conversaciones para el cambio. Libramos una batalla con dos frentes dinámicos, por
un lado el de la reducción del stress que produce la amenaza y, por otro, el del
aumento de la confianza y el bienestar. En ambos frentes, la mejor manera de
combatir es generando conversaciones que
abran posibilidades.
¿Qué es abrir posibilidades? En el Coaching hablamos de “pedir una conversa” para referirnos a
esa acción que empieza por identificar un quiebre personal, sigue por asumir la
necesidad de buscar ayuda, y finalmente acudir a un Coach para salvar la grieta.
Mediante el diálogo y demás técnicas de aprendizaje y descubrimiento del propio
potencial que propone el Coach, su cliente encontrará el nuevo punto de vista
del observador que le permitirá accionar las decisiones tomadas para dar el
salto superador.
Más allá de este ámbito privado que se da entre el Coach y el Coachee, las conversaciones
que abren posibilidades son una buena práctica que podemos emplear en nuestras relaciones
desde el aislamiento, y consisten en empezar diálogos, frases y exposiciones,
con una declaración de poder: “podemos…”,
“quiero…”, “decido…”, y evitar retrucar/nos con el famoso “no se puede” que cierra toda posibilidad
de cambio y creación de algo nuevo. Es cierto que no podemos todo, no obstante
de lo que se trata es de poder lo que
podemos, querer que se pueda, creer
que podemos y poderlo en la práctica.
Esto es abrir posibilidades de crear nuevas realidades a
partir del diálogo. Son conversaciones para encontrar nuevas respuestas de
adaptación y anticipación a las nuevas demandas. Para esas conversaciones conviene
evitar posiciones extremas, y moverse más en el ámbito de la mediación y la negociación.
Win
to win (ganar – ganar) es la clave para ganar la salida juntos. No
saldremos solos. Tenemos que salir todos. Si a la
salida llegamos solos es porque hicimos todo mal. Si dimos un paso hacia
adelante, fijémonos si los demás también lo dieron, no esperemos llegar a la
salida para preguntar dónde están los demás. Si nos estamos quedando atrás,
avisemos.
¯ Festejar los logros = Construir sobre rocas. Los logros en nuestra baja de los
niveles de stress y ansiedad, y en el aumento del bienestar personal hasta aquí
alcanzados, gracias a la gestión del cambio que venimos haciendo, merecen ser
realmente festejados, aunque sea a la distancia y virtualmente y sin romper el
aislamiento social preventivo y obligatorio. Compartir cómo lo logramos y
festejarlos sencillamente en familia, con amigos y con compañeros de trabajo,
es parte de acompañarnos efectiva y afectivamente.
Un modo de hacerlo es, por ejemplo, empezar cada reunión virtual
compartiendo cada uno una buena noticia,
o un par de cosas buenas que nos sucedieron desde la última vez que nos
vimos/hablamos. Ha llegado el momento de que este hábito sea permanente para
construir desde lo bueno que hay, no desde lo mucho que nos falta, ni desde la
arena movediza de lo malo que nos pasa.
¯ Distenderse, reír y disfrutar haciendo cosas nuevas. Al festejo ha de sumarse la ayuda
concreta con las tareas domésticas entre todos, compartir actividades que hasta
ahora no habíamos hecho juntos siendo lo más solidarios y creativos posible,
hacer cosas simples y nuevas nos genera nuevos vínculos personales, físicos,
afectivos e intelectuales. A las nuevas sinapsis neuronales le siguen nuevos
lazos emocionales y afectivos, los cuáles reclaman adecuados gestos corporales
de comunicación. Un buen abrazo les hace bien a todos. Nos estamos conociendo
más y mejor.
¯ Revitalizar mi marca personal = Conectar talentos, pasiones y valores
para comunicarlos. El
rebranding (cambiar de marca) es una de las decisiones más complicadas que puede
tener una empresa, es muy costoso y no siempre sale bien. Hoy es necesario
renovar tu marca, refrescar tu imagen, adaptarte a los nuevos
tiempos y a la evolución incierta del negocio o de la situación personal y
familiar, en definitiva, se trata de cambiar
lo que no funciona, o lo que funciona bien pero podría funcionar muy bien.
El Covid-19 se
cobró la vida de muchas marcas (empresas y emprendimientos), lo que no podemos
permitir es que se cobre la vida de los emprendedores y empresarios que tendrán
que empezar de nuevo. Más allá de las adversidades
que nos desafían y arrancan de nuestras zonas de comfort, no desanimarse y
focalizarse positivamente en quién uno quiere ser y aprender a cómo aprovechar
quién eres, y cómo comunicar ese sello personal que te distingue, tu marca = aquello
por lo cual te conocen y compran. Este es un buen momento para reconectar
fuerzas interiores y revitalizar “esa marca propia” para
reposicionarnos en la sociedad, pero ya no igual que antes de entrar en el
túnel, sino con una nueva conciencia
social, económica y ambiental. El mundo y la sociedad nos necesitan
distintos, no podemos seguir siendo los mismos.
¯ Aparecer, ser y estar
como hoy se puede. Éramos reticentes al e-commerce (comercio electrónico) y “otras
yerbas” de internet, o a lo sumo fuimos pasivos frente a esa realidad. El
aislamiento puso en evidencia si podremos o no sobrevivir en el mundo digital
que llegó, que ya está desde mucho tiempo entre nosotros y que no supimos
asumir ni incluirnos en él.
¿Qué tienes para vender
por internet?, ¿Quién te necesita y te busca en la web?, ¿Qué de atractivo tuyo
hay en las redes para que “te compren”?
Obviamente que nada virtual reemplazará la exquisita calidad
del encuentro personal (basta ver la triste realidad de la oferta de sexo virtual, que penosamente desde
algunos estamentos del gobierno intentan poner de moda en estos días para ver
si se calman algunas fieras onanistas), pero muchas cosas que ya empezaron a
manejarse virtualmente continuarán así cuando de nuevo ganemos la calle, ya no
habrá vuelta atrás ni excusas para no hacerlo, simplemente porque se ha probado
que funciona, y muy bien. Por tanto, aprovechar lo más posible el tiempo para
aprender a aparecer y ser visibles de esta “nueva” forma, sin olvidar que las
cosas simples siguen siendo buenas noticias, y que cada gesto solidario, real o
virtual, es en sí mismo una gran noticia.
Adrián Cervera