NUEVA
NORMALIDAD, NUEVAS OPCIONES DE VIDA
Estábamos acostumbrados a “una vida normal” hasta que
la pandemia del Covid-19 modificó los parámetros de lo cotidiano. Dado que
algunos países ya están en fase de aperturas, y que en Argentina queremos
recuperar cuanto antes algunas libertades resignadas, cada vez más se escucha
la expresión: cómo es (cómo será) la vida en la nueva normalidad.
Por los ejemplos hasta ahora vistos, no son sólo palabras
sino nuevas normas y propuestas de nuevas costumbres para asegurar la
continuidad de la vida sin riesgos, aunque hasta ahora no me convencieron de
que así será. Sin temor a equivocarme por mucho margen, sostengo que la
normalidad en la que vivíamos era un estilo de vida de supervivencia,
acostumbrados a un sistema de desigualdades y anti-naturalidades con estatus
legal, plasmado en leyes y usos y costumbres, aplicables a todos por igual para
que no sean rigurosas para nadie. Para peor, pareciera ser que muchos estaban
convencidos de haber logrado el mejor destino existencial, su mejor mundo
posible. Más verídico que esto es la respuesta de Inodoro Pereyra a la pregunta de su amigo Mendieta sobre cómo estaba: mal,
pero acostumbrao.
Para saber si así estábamos realmente bien, basta
hacer un poco de memoria y situarnos en cómo éramos y estábamos 100 días atrás
y recordar situaciones y estados de vida, de salud, de trabajo, de profesión,
de seguridad, no sólo personales sino también sociales y globales. ¿En qué
consistía nuestra normalidad y conformidad? En ese análisis encontraremos los fundamentos
para no hacer de la nueva normalidad más
de lo mismo con el agregado de barbijos multicolores, sanitizantes y
alejamiento social preventivo. Nuevas opciones de vida son necesarias,
puesto que por sí misma, la experiencia de una situación traumática como esta pandemia
no es garantía de mejoras personales y sociales. De hecho ha aumentado
exponencialmente la cantidad de residuos patogénicos descartables que
contaminan nuestro ambiente.
La buena noticia es que en cada uno de los habitantes
de nuestra Casa Común está la
posibilidad de hacer nuevas las cosas para generar una normalidad sostenible,
nueva y superadora, para que más personas accedan a mejores condiciones de
vida, y como consecuencia el planeta también. Desde esta perspectiva sugiero
líneas de acción:
● Necesitamos pensar, diseñar y decidir la nueva
normalidad modificando las matrices de producción,
consumo y posconsumo. Así aseguraremos la sustentabilidad de los recursos
naturales y la sostenibilidad de la vida, seremos humanamente mejores y
viviremos en un ambiente saludable.
● Como emprendedores, no podemos reducir la
nueva normalidad a un cambio o adaptación de productos (vestidos por barbijos,
alimentos por alcohol en gel), o a la aplicación de un nuevo formato al mismo
modelo de negocio reemplazando la atención en un local por delivery y take away
(te lo llevo y, búscalo y llévatelo).
● Así como el marketing mix responde a un modelo de gestión integral del
negocio, para atender coordinadamente cuatro de sus elementos principales:
producto, precio, distribución y comunicación; y, por su parte, el neuromarketing profundiza en el estudio del proceso de la toma de
decisiones de los consumidores, o posibles consumidores, antes, durante y
después de la compra, en la nueva
normalidad ambas disciplinas han de aportarnos herramientas originales y
creativas, para tomar decisiones con conciencia sistémica y criterios
ecológicos.
● El crecimiento poblacional y el aumento de
la demanda de todo tipo de productos, han llevado a la sobreexplotación de los
recursos naturales y a poner a las industrias ante el desafío de
buscar nuevos modelos de desarrollo sostenible. Los aportes de la economía circular nos permitirán abordar el conjunto: extracción, producción, consumo y posconsumo
asegurando la sostenibilidad de nuestra vida y la de las generaciones futuras.
● Los plásticos y los residuos secos no
deben ser pensados como basura, sino como bienes y recursos con valor
económico. Su recolección, separación, valorización y reinserción en el
circuito productivo promueven el desarrollo económico sostenible en el marco de
la economía circular. La Economía de descarte, también llamada Economía lineal, es
el modelo donde las materias primas se utilizan para fabricar productos que
luego de ser usados se desechan, creando así una necesidad interminable de
materias primas en la cadena productiva. En cambio, en una Economía Circular los materiales de los
productos ya utilizados se recuperan y emplean en la fabricación de nuevos
productos, lo que reduce la necesidad de usar únicamente materias primas vírgenes.
● Mediante nuestros emprendimientos podemos
superar el tradicional esquema de “usar y tirar”, de la economía lineal,
haciendo un cambio de paradigma hacia una economía circular enfocada en
reproducir el mecanismo biológico de la naturaleza. Esto se basa en pensar y
diseñar los productos ya sean para reutilizados, para obtener una materia prima
secundaria, o para generar energía alternativa desplazando los combustibles
fósiles (petróleo, gas y carbón).
● No más de lo mismo implica hacer nuevas opciones de vida. Con creatividad, innovación y crecimiento como
elementos centrales del nuevo modo de emprender, haremos que los entornos
urbanos se conviertan en focos de actividad económica sostenible, posibilitando
la recirculación de materiales duraderos.
● Respecto de los residuos domiciliarios, de
los residuos industriales y de nuestros emprendimientos, asimilables a Residuos Sólidos Urbanos (RSU), hay tres acciones que todos
podemos practicar: Reducir, Reutilizar y Reciclar (3R). 1. Reducir la generación de residuos. 2. Reutilizarlos, para ello separarlos en origen entre secos y húmedos
(orgánicos-inorgánicos) y, 3. Reciclarlos
destinándolos a esa industria. Además, gran parte de los residuos húmedos
orgánicos de origen vegetal pueden destinarse a la producción de compost
domiciliario, o a gran escala en viveros.
● Bastan estas buenas prácticas, en la
escala productiva que cada uno tenga, para participar activamente en la
economía circular, dar posibilidades de trabajo a muchas personas y cuidar el
ambiente. No olvidamos que el Estado también deberá hacer lo suyo, por ejemplo
decidirse a tomar políticas públicas para eliminar todos los basurales a cielo abierto y convertirlos en rellenos
sanitarios, pero está en nosotros la decisión sobre qué cantidad de residuos
llegará a esa disposición final.
El problema social y el problema ambiental
son uno y el mismo problema socio-ambiental, que se resuelve atendiendo a ambas
realidades, mientras que el problema económico se resuelve por añadidura. La inversión
de ese orden nos trajo al alto nivel de contaminación existente con sus
consecuentes crisis sociales.
Hagamos que sea normal vivir bien y
que sean normales los
emprendimientos
socialmente responsables, ambientalmente amigables
y
económicamente rentables
Mg Adrián Cervera | AyC – Asesorías y Capacitaciones
Coaching
Organizacional | cerveradrian@gmail.com