sábado, 20 de abril de 2024

Las mejores personas crean las mejores empresas

En las empresas del mundo y en el mundo de las empresas, a menudo se oculta una joya desconocida: la posibilidad de encontrar una mejor empresa dentro de la propia organización.

Este juicio no solo se refiere a la optimización de procesos y/o estructuras, sino principalmente a la potenciación del talento humano. En ese contexto el coaching ontológico profesional emerge como una herramienta poderosa para desenterrar esta realidad oculta, permitiendo a individuos y equipos descubrir su máximo potencial emprendedor.

Desde mi experiencia puedo afirmar que a medida que se adentran en el proceso de coaching, tanto empresas como individuos comienzan a descubrir las capas ocultas de habilidades, pasiones y recursos que estaban latentes en su ser y hacer. Se trata de una exploración profunda de su identidad y propósito, que va más allá de las tareas diarias o los roles asignados. En este punto, la idea de una mejor empresa dentro de la organización se expande para abarcar no solo el rendimiento económico, sino también el crecimiento personal y el impacto sostenible (económico, social y ambiental) en la comunidad.

Como sabemos, el viaje del coaching ontológico profesional (desplazamiento ontológico, al decir de R. Echevarría) lleva a una transformación completa, donde la empresa y las personas se fusionan en una entidad más consciente, ágil y conectada con su entorno. Así se construye una cultura de innovación, aprendizaje continuo y colaboración, donde cada individuo se siente inspirado y capacitado para contribuir con su mejor versión. Así, la búsqueda de una mejor empresa dentro de la propia se convierte en un viaje de autodescubrimiento y desarrollo integral, en el que el éxito empresarial y personal se entrelazan de manera inseparable.

Los Coaches somos nuestra propia empresa, y dentro nuestro no habita solo una mejor empresa sino siempre un mejor coach, capaz de desafiar al tejido empresarial y organizacional a ser creadores de una mejor humanidad.

Los contextos sociales, organizacionales y/o empresariales (como los queramos ver e interpretar) están ávidos de nosotros, porque la joya desconocida que son y los habita les exige: quiero ser más, necesito desentrañar mi mejor versión, no puedo no ser mejor.

Adrián Cervera

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